Gracias, Maestro

Dec 22, 2016

Luis Guillermo Sánchez, más conocido como Pepe Sánchez será siempre parte de la historia de la televisión colombiana. Fue responsable de gran parte de su evolución. Cuando ésta se hacia en estudio, Pepe propuso sacar las cámaras a las calles, llevarlas al hombro para darle movimiento y realismo a las escenas. Su sello inconfundible se vio plasmado, no sólo en la manera de poner las cámaras, sino también en la concepción de personajes cotidianos, cercanos a la realidad de todos. Su gran aporte a la televisión fue contar historias en las que podemos identificarnos. Nos ayudó a construir referentes, su televisión fue nuestro espejo.

A principios de la década del 50, inició a trabajar en radio por casualidad. Su hermana era locutora en la HJCK, un día alguien faltó y Pepe lo remplazó, tuvo que conducir el concierto del domingo. A los pocos días fue contactado por Álvaro Castaño y contratado.

Después pasó a la Radiodifusora Nacional, su director Fernando Gómez Agudelo, lo contrató como locutor. En ese entonces no había televisión, la radio era el medio más importante. Pepe presentaba programas con contenido cultural , como Bajo el signo de Leo, un espacio en el que el poeta León de Greiff leía sus notas ensayísticas durante media hora.

Un par de años después vendría la tv, Pepe debutó en este medio anunciando la continuidad en los programas. Más adelante escribió libretos y dirigió un programa de cuentos infantiles. Fue asistente de dirección de Bernardo Romero Lozano en varias historias para teleteatro. También asistió a Julio Luzardo en El río de las tumbas, un clásico del cine colombiano.

Pepe Sánchez alternaba su trabajo detrás de cámaras con la actuación. Gracias a su personaje en la exitosa serie de los 70 Yo y Tú, un médico cachaquísimo , se hizo muy conocido en los hogares colombianos.

Conoció el oficio desde adentro, sabía que el actor puede proponer y brindar pautas para los personajes. Esto, sin duda contribuyó a que la actuación se sintiera más orgánica, lo que es fundamental para lograr la naturalidad final que se destacaba en sus producciones.

Su mirada aguda frente a la realidad nacional - a través de su arte hizo denuncias, críticas o parodias- en algunas ocasiones le trajo problemas, como cuando en 1965 tuvo que exiliarse en Chile después de codirigir Riochiquito un documental sobre el movimiento guerrillero en Colombia, pero esto no detuvo la carrera creativa de Pepe. Durante el tiempo que permaneció en ese país, continuó su trabajo en el medio, alternando ser galán de fotonovelas con asistir a Miguel Littin en la película El Chacal de Nahualtoro.

Su regreso a Colombia, también fue su debut como director de telenovelas. Escribió y dirigió Vendaval, donde empezó a marcar su estilo. El lenguaje popular de los personajes más el manejo de cámaras, le dio un carácter cotidiano y veraz a la televisión. Su estilo se alejaba del artificio acartonado de las producciones de la época, y se acercaba poco a poco al cine que él tanto admiraba.

En 1985 realizó el largometraje San Antoñito (FOCINE) basado en el cuento costumbrista de Tomás Carrasquilla. La película se estrenó en la sección oficial del Festival de Cine de Cannes en 1986.

Luego vendría, Don Chinche un referente de la televisión colombiana. Pepe era responsable de casi toda su realización: escribía, dirigía y editaba, todo era un proceso artesanal. Esta comedia fue tan importante para nuestra televisión, nos mostró otro universo ajeno al común de las producciones que se habían realizado hasta el momento. La clase popular se sintió identificada de inmediato. Aunque la clase media al principio tuvo algo de resistencia, con el tiempo se enganchó con la serie que durante seis años se convirtió en una cita obligada en los hogares colombianos los domingos en la noche.

Otras series de las que fue creador y exploraron la realidad de nuestro país son: Romeo o Buseta, La Posada  y Café, con aroma de mujer. Esta novela escrita por Fernando Gaitán, marcó un antes y un después en nuestra televisión. Una historia de amor enmarcada en los cafetales colombianos, paralizó al país y se convirtió en gran embajadora de nuestra nación en el exterior. No sólo por mostrar la cotidianidad de nuestro producto estrella de exportación, el café, y el empuje de nuestras mujeres, sino también por demostrar que somos un país que produce una excelente televisión. Café fue una de las primeras novelas en ser comprada por otros países. Hecho que ayudó a que la mirada del exterior hacia Colombia fuera mucho más amable. La novela generó tanto revuelo que muchos extranjeros y nacionales sintieron curiosidad por conocer el eje cafetero, lugar donde se desarrollaba la historia, la novela sin duda ayudó a que esta zona creciera como sitio turístico.

Pepe Sanchéz a través de los múltiples dramatizados en los que participó, logró entre risas y romance transformar paradigmas y generar conciencia.

Vamos a extrañarlo muchísimo.

Nuestro abrazo de cariño y condolencia a su familia.